jueves





Non ad scientifica

El verdadero placer consistía en sacar la postal del sobre,
comprobar que su filo era reciente y con el cortar la yema de uno de los dedos sin ningún dolor.
Apretar hasta que saltara la gota de sangre, oscura y empalagosa sobre las letras arrítmicas.
Admirar como se difuminaba entre sus formas y pliegues asimétricos.
A fin de cuentas nunca le interesó leerlas.

Sólo anhelaba el climax de saber que el remitente insistía en el empeño de ser escuchado
Pobre iluso.
Si supiera de sus múltiples entierros...
L.

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